Un mundo feliz

Título: Un mundo felíz
Autor: Aldous Huxley
Género: Novela (296 páginas)

La lectura de este pequeño libro, que en 2011 cumplirá 80 años de haber sido escrito, despertó extrañas sensaciones en mi. Debo confesar que me aterra que podamos llegar a hacer realidad lo que Huxley presentaba como una mera ficción literaria, pero no creo que estemos muy lejos, hoy en día del escenario que nos pintó en aquel entonces.

En un mundo utópico, la libertad y la intimidad desaparecen, así como el concepto tradicional de familia. Los niños son creados en probetas, sin necesidad del vientre materno y manipulados genéticamente al crearse y  mentalmente, una vez creados, mediante métodos pavlovianos extremadamente refinados, alejando de sus mentes todo deseo por la lectura, por la meditación, por las dudas y evitando, así, todo cuestionamiento al orden preestablecido por las autoridades superiores.. La felicidad está consagrada en la Carta de Derechos de ese utópico mundo feliz. El licor, la cocaína y todas las drogas conocidas han sido reemplazadas por el soma, que es facilitado, por el gobierno, a todos los individuos y cuyo consumo lejos de considerarse un vicio es visto como una virtud. Pequeñas dosis de soma crean una sensación de beatitud, incrementando las dosis se lograba disfrutar de visiones y al llegar a las tres tabletas se entraba en un sueño profundo y reparador. El gobierno podía garantizarse así que los individuos no cayesen en estados de ansiedad, depresión o indolencia ante la rutina diaria, y ello sin menoscabo de la salud o el rendimiento en el trabajo.

Todos los individuos nacen ya predestinados a una actividad y son programados para sentirse plenos desarrollándolas. Existen cinco clases de individuos que van desde los Alfa, clase dominante, a los Epsilon, semiembrutecidos seres creados para ejecutar trabajos físicos. "....el secreto de la felicidad y la virtud: amar lo que hay obligación de hacer. Tal es el fin de todo el acondicionamiento: hacer que cada uno ame el destino social, del que no podrá librarse." Y asusta ver cuanta gente, hoy en día, con tal de tener garantizado un sueldo, mes a mes, está dispuesta a renunciar a sueños, proyectos, riesgos, en una palabra, a vivir su vida.

Escribe Huxley en un ensayo publicado en 1958: "...Sin medios para imponer la uniformidad genética a los embriones, los gobernantes del mundo excesivamente poblado y organizado del mañana tratarán de imponer la uniformidad social y cultural a los adultos y sus hijos. Para alcanzar este fin, utilizarán (como no se les impida) todas las técnicas de manipulación de la mente a su disposición y no vacilarán  en reforzar estos métodos de persuasión no racional con la coacción económica  y las amenazas de violencia física. Si ha de ser evitada esta clase de tiranía, debemos comenzar sin demora a educarnos y a educar a nuestros hijos para la libertad y el gobierno de nosotros mismos"

En Mundo Feliz el sexo es una especie de práctica deportiva, liberada, por los avances médicos del peligro de las enfermedades, de la posibilidad de procreación. No se envejece, no hay guerras.

"....La actual felicidad siempre parece muy menguada en comparación con las compensaciones que brinda la miseria. Y además, la estabilidad no es ni con mucho tan espectacular como la inestabilidad. Y el estar satisfecho no tiene el encanto de una denodada lucha contra la tentación, o de una fatal derrota a manos de la pasión o de la duda. La felicidad nunca es grandiosa."

Esta novela nos hace replantearnos que tanto estamos confundiendo placer con felicidad y preguntarnos qué entendemos realmente por felicidad. Estamos dispuestos a sacrificar todos los valores asociados al esfuerzo, la lucha, la superación personal, a ese camino de ensayo y error que constituye el aprendizaje por un sedante "mundo feliz"?

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