Un sombrero lleno de cerezas

Título: Un sombrero lleno de cerezas (Un capello pieno di ciliege)
Autor: Oriana Fallaci
Editorial: La Esfera de los Libros (833 páginas)
Genero: Novela
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 Esta es la novela póstuma de Oriana Fallaci, aquella en la que se encontraba trabajando en New York en el momento de los atentados a las Torres Gemelas y que la obligaron a realizar un paréntesis para desahogarse con La Rabia y el Orgullo.
Luchando desde hacía unos años contra el cáncer que terminaría venciéndola, Oriana reflexiona:
Entonces, cuando el futuro se había vuelto muy corto y se me escapaba de entre los dedos con la inexorabilidad con que cae la arena en una clepsidra, me sorprendía con frecuencia pensando en el pasado de mi existencia: buscando alí las respuestas  con las que sería justo morir. Por qué había nacido, por qué había vivido, y quién o qué había plasmado el mosaico de personas que, desde un lejano día de verano, constituía mi Yo
 ¿Las partículas de una semilla no son acaso iguales a las partículas de la semilla precedente? ¿No recorren acaso una generación tras otra, perpetuándose? ¿Nacer no es acaso un eterno volver a empezar y cada uno de nosotros no es acaso el producto de un programa establecido antes de que comenzáramos a vivir, el hijo de una miríada de padres?
Es así como, rebuscando en el baúl de los recuerdos familiares, de la mano de Oriana, nos dirigimos a Panzano, allá en el año de 1773, donde como nos cuenta Oriana sufrió, una vez más, el mayor riesgo que puede sufrir un ser vivo: "el riesgo de no nacer".


A partir de ese año seguiremos la evolución de los personajes que con sus amores y desamores, con sus miedos, sus victorias, sus desengaños, darían forma a ese ser humano que bautizaron como Oriana, pasando por períodos de la historia en la que el campesino, el hombre común y corriente, convivía con distantes y desconocidos reyes, sufriría a Napoleón, sobreviviría epidemias y, aun a su pesar, participaría en cruentas guerras.

Esta novela es, con personajes cambiados, la rocambolesca historia del lanzamiento de dados que ha dado origen a cada uno de nosotros, un susurro al oído, invitándonos a descubrir el por qué de nosotros mismos, a comprender que formamos parte de una interminable e inexplicable cadena de acontecimientos que avanza sin detenerse. Una novela escrita con el amor que solo se le profesa a un hijo.

En la Nota a los lectores de "La rabia y el orgullo" escribe:
La víspera de la catástrofe (11-S-01) yo tenía la cabeza puesta en algo completamente distinto: estaba trabajando en la novela que llamo "mi hijo". Una novela muy densa y muy exigente que no he abandonado jamás en estos años, a la que, como mucho, he dejado dormir algunos meses para seguir un tratamiento en el hospital o para llevar a cabo en archivos y bibliotecas las investigaciones sobre las que está construida. Un hijo muy difícil, muy exigente, cuya gestación ha durado gran parte de mi vida adulta, cuyo parto ha comenzado gracias a la enfermedad que me matará, y cuyo primer llanto se oirá no sé cuándo. Quizás cuando ya esté muerta. (¿Por qué no? Las obras póstumas tienen la exquisita ventaja de que te ahorran enterarte de las imbecilidades o las maldades de quienes, sin saber escribir ni concebir siquiera una novela, pretenden juzgar, mejor dicho, destrozar a quien las concibe y escribe). Aquel 11 de septiembre yo estaba pensando en mi hijo, así que, superado el trauma, me dije: "Tengo que olvidar lo que ha ocurrido y lo que ocurre. Tengo que ocuparme de él y punto. En caso contrario, tendré un aborto". Así pues, apretando los dientes, me senté ante mi escritorio. Retomé la página del día anterior, intenté que mi cabeza volviera a ocuparse de mis personajes. Criaturas de un mundo lejano, de una época en la que los aviones y los rascacielos no existían. Pero duró poco. El hedor de la muerte entraba por las ventanas....
 Esta saga de los Fallaci es, como toda saga, un canto a la lucha, al afán de superación, a esa muy terca condición humana que nos impulsa a sobrevivir y luchar por los nuestros.

Estoy seguro no os defraudará su lectura. Que lo disfruten!
Foto del manuscrito original

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